Comenzaba
una tarde que se avecinaba de fiesta y sonrisas, pero al final casi roza la
tragedia y las sensaciones encontradas. No obstante, empecemos por el
principio. Lo mejor. Tarde de mucho
calor en el Vicente Calderón. Mucho. Para
combatir el bochorno desde la megafonía del estadio nos presentaba a todos las categorías campeonas del Atléti. El
colofón de esto lo puso la liga que ganó el Atléti en el Camp Nou hace ya más
de cien días.
Reflexionemos
un momento sobre ello. ¿Es normal que te den en agosto el título de liga que
ganaste en Mayo? Una prueba más de que quienes gestionan nuestro campeonato lo
hacen horrible y con un total pasotismo. Dicho esto, el Atléti mostraba su liga
ante un magnífico tifo por parte de la afición.
El
partido comenzó un poco soso pero la bendita estrategia animó al personal.
No
es nada extraño que en un partido en el que el Atléti no encuentra la portería rival, lo haga a través
de la pizarra. Así fue. Fueron dos golpes diseñados con precisión. Primero fue
un cabezazo de Miranda en el minuto 12. El brasileño se adelanta su marcador y
remata a placer. El primero.
Doce minutos más tarde, una falta en la línea de tres
cuartos que acaba con un cabezazo de Mandzukic. El segundo. Y en poco más de veinticinco minutos los del
Cholo habían encarrilado el partido. Unos
minutos más tarde Griezmann pudo anotar el tercero tras un gran eslalom, se le
fue fuera por poco. Pintaba muy bien la noche en el Calderón pese al bochornoso
calor. Nada más lejos de la realidad.
El Eibar se fue al ataque. Tuvo un primer
aviso en una falta que sacó Moyá. Pero instantes después llegó el golazo. Javi Lara y
Arruabarrena se impusieron a Mario y Gabi, y Ángel se movió con inteligencia
para poner en apuros a Miranda y Godín, el nueve del Eibar filtró un pase a Arruabarrena, que la dejó de
tacón en la frontal para la aparición de Abraham, cuyo disparo acabó en la
escuadra de Moyá.
El gol provocó algo en el Atléti, que reculó y reculó. Y
comenzaron a defender en el área grande y el Eibar tomando el mando del juego.
Afortunadamente llegó el descanso. Pero nada cambió en el partido tras la
reanudación. Los rojiblancos le dejaron
el balón y el campo a los blaugranas, ayer celestes, y éstos arrinconaron al
Atléti en su área.
Salvo una muy clara de Raúl García que para excelentemente Irureta, nada más del Atléti. Nada. El resto
del segundo tiempo fue una ultra defensa aguantando el 2-1. Los cambios en el
Atléti no ayudaron, ni Jiménez ni Saúl aportaron aire fresco. El medio campo
hacía aguas, Gabi y Mario desaparecidos. Koke ausente. Se erraban pases
continuamente, el balón no le duraba nada a los colchoneros. Se mascaba la
tragedia.
Y cerca de esa tragedia se estuvo. Minuto 87, Ángel se queda sólo delante de Moyá y dispara. El balón va
fuera y el Calderón a duras penas recupera el aliento. El pitido final fue una
bocanada de aire para la parroquia rojiblanca.
Se ganó pero se dejaron muchas dudas.
Tras el partido los jugadores integrantes de la liga del año
pasado salieron para dar una vuelta por el Calderón. Fue el punto final a una
tarde extraña. Victoria y tres puntos. Partido a partido, sólo nos
centramos en el Santiago Bernabeu, próximo partido. El
parón de dos semanas por los compromisos internacionales van a venir bien para descansar, trabajar y terminar con los
fichajes que faltan. Lo mejor de ayer fue la victoria.